«La ciudad de san Juan de la Frontera fundada por Pizarro sobre la antigua ciudad incaica de Huamanga, nombre que prevaleció hasta que Simón Bolívar la bautizó con el nombre de Ayacucho, creció rápidamente gracias a su riqueza minera y a la feracidad de sus campos. Después del primer templo consagrado a san Cristóbal (1540), se erigieron otras muchas iglesias y conventos, como La Merced, San Francisco, Santa Clara y más tarde La Compañía. Según Cieza de León, en "La Crónica del Perú" (1550), las casas de Huamanga son "Las mejores que hay en el Reino particularmente las portadas son muy buenas, la piedra que la tienen junto al pueblo y la sacan cuan grande quieren y la cal no está muy lejos". Durante la segunda mitad del siglo XVI, fue una de las ciudades peruanas más ricas en monumentos eclesiásticos y civiles. El Renacimiento plateresco tuvo un arraigo extraordinario en esta ciudad.
El templo catedralicio no es artísticamente el más afortunado de Ayacucho a pesar de su innegable monumentalidad. La catedral huamanguina es un templo de tres naves, con pilastras lisas, entablamento corrido y bóveda de cañón con lunetos en la nave central. La fachada (1632-1636) está encuadrada entre dos torres, cuya escasa altura subraya la horizontalidad del conjunto. Una inscripción en el ala de la Epístola indica que la iglesia fue consagrada a la Inmaculada Concepción de la Virgen el 19 de mayo de 1672».
Fernando Arellano
El arte hispanoamericano, Ex Libris, Caracas 1988, p. 267.
http://books.google.it/books?id=_4Kui3zXMigC&pg=PA267&lpg=PA267&dq=la+primera+iglesia+en+ayacucho&source=bl&ots=zy3xvASatQ&sig=Q8rnwrIKiZRkp6MRz_RFAWMemjk&hl=it&ei=4ClhTbzzKsqRswbmvqG2CA&sa=X&oi=book_result&ct=result&resnum=6&ved=0CDYQ6AEwBTgU#v=onepage&q=la%20primera%20iglesia%20en%20ayacucho&f=false